lunes, 3 de diciembre de 2012

VENDETTA



Las últimas efemérides acaecidas en mi vida hacen que deambule por mi sesera un solo juramento, venganza.

No tengo aún claro si Pierre Choderlos llevaba razón en su novela ni si la próxima vez que acuda a un restaurante el camarero me servirá una cabeza en una bandeja de plata como postre.

Me hallo como el muñeco de Alan Moore, bregando por redimirme del tiempo tan execrable que he pasado subyugado a vejaciones y escarnios públicos anónimos, donde se han abolido derechos humanos fundamentales y se ha hecho apología de una inquisición liberal delante de mi sujeto, un yo que no pudo hacer nada al respecto para vedarlo. Todo esto ante un Siglo espectador de dichos sucesos.

Uno de los poderes más usados por algunos superhéroes y la habilidad de la que disfrutan algunos mentalistas es la de leer la mente. ¿Estaríamos realmente capacitados perennalmente para cargar con los pensamientos que los demás tienen hacia nuestro yo?

Por un día me sentí el propio Profesor X o el mismísimo Anthony Blake, pero sin necesidad de tener su cualidad. La inocente suspicacia peligrosa de mi destino me llevó a leer, visualmente hablando, lo que mi antagonista estimaba de mí.Quise borrar de mi cholla dicho axioma y no pude. 

Si tuviera dicho poder o tan codiciosa habilidad no podría seguir mi camino sin que por mi sesera planease una y otra vez, perpetuamente, la misma voz.

Por eso sólo me queda la mustia certidumbre de que el cuento acabe como acaban todos los cuentos, con un beato final donde el delfín se queda con la sirena y Úrsula acaba transitando lejos de la mente de todos los que llegamos al THE END.


MADURAR ES CUIDAR LO QUE DICES,
RESPETAR LO QUE ESCUCHAS Y
MEDITAR LO QUE CALLAS


No hay comentarios:

Publicar un comentario