Años atrás me dejé caer en la escabrosidad glacial, yerma y caliginosa y cuál hombre que soy siempre tropiezo dos veces en la misma piedra, pero el pasado me ha enseñado que igual que se pierde el tiempo estando oculto y vaciando reminiscencias, también se recupera. Bebí del agua no mencionada, cogí el sendero más corto, agoté mi vehemencia hasta cortar mi respiración. ¿Para qué? Para volver a pisar por donde ya pisé, para volver a llorar lo que ya lloré, para volver a pensar lo que ya pensé, para volver a volver donde ya volví...
He dejado pasar el tiempo por dos motivos, el primero para ver si los vocablos se correspondían con los actos, la composición de este texto diserta por si sola y el segundo para obligarme a mantener los ojos en el sur y la cabeza en su opuesto, examinando mis pasos para asegurarme que si hay dos sin tres, que el camino que diviso es parejo, expedito y casi virginal, y seguir al caminante de Antonio Machado...
¿Qué quiero? ¿Qué busco? ¿Existe lo que hay en mi mente? Si es así, ¿Dónde está? Preguntas existenciales que por la noche pasean por mi sesera, que habitan en el nucleolo de mis neuronas, que crean un orbe mental paralelo y que confunden a la verdadera realidad. Quizás las sopas de letras no me enseñaron a buscar bien, seguramente no tenga el don innato de Holmes, probablemente tenga que cambiar mi forma de inquirir, pero no voy a transmutar la dirección de mi camino, porque en él se haya mi hado.
IF DECEPCIONADO=REDECEPCIONADO
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